Tras la reflexión que compartí el otro día se quedó pendiente en mi interior otro importante aspecto de El Tiempo en la terapia y en esta ocasión vengo a transmitir algunas de las experiencias al respecto de lo que se conoce como el Tiempo Kairos para que reflexionemos juntos.
Dice la tradición Griega que Kairós es un concepto que representa un lapso indeterminado en que algo importante sucede. Su significado literal es «momento adecuado u oportuno» y en la teología cristiana se lo asocia con el «tiempo de Dios». La principal diferencia con Cronos es que mientras Kairós es de naturaleza cualitativa, Cronos es cuantitativo. Como dios, Kairós era semi-desconocido, mientras que Crono era la divinidad por excelencia de la época.
Y así es como sigue siendo en la actualidad… muchas veces nos extrañamos de tener una percepción «distorsionada» de nuestra vivencia temporal. Pero es un fenómeno que en terapia se suele presentar con frecuencia.
Decía mi Maestro de Constelaciones Familiares, Joan Garriga, que «los tiempos del Alma son diferentes, por lo general más lentos y sosegados» y efectivamente así lo que podido comprobar en carne propia.
Muchos son los momentos a lo largo de mi proceso de transformación en los que me pareció que el tiempo se alargaba inexplicablemente mientras tenía la sensación de no avanzar con mis asuntos internos. Se sucedían sesiones y sesiones en las que parecíamos estar caminando por un desierto sin fin. Las sesiones eran áridas y sólo el paciente y amoroso acompañamiento de mi terapeuta con su mirada de aceptación y esperanza nutrían la necesidad de mi corazón de seguir adelante, de sostener ese tedio y continuar con mi proceso terapéutico, mientras de manera firme y amorosa frustraba una y otra vez mis intentos de escaparme de aquella sequedad tan abrumadora. Y también tengo la experiencia de salir de esa especie de desierto, de transitar una etapa en la que los acontecimientos y las novedades se precipitaban en mi vida, como si llegase a una especie de oasis interior del que manaba la creatividad, la confianza y los cambios con una abundancia que sólo podía ser fruto (ahora lo sé) de todo el trabajo interno realizado, de haber continuado pasito a pasito por aquellos desiertos.
Sin duda en un proceso terapéutico bien acompañado se tiene la oportunidad de entender en primera persona este concepto del tiempo Kairós, bien sea en el tiempo de sesión, en los talleres o trabajos grupales o en los momentos vitales que se transitan entre sesiones a lo largo del proceso. Y para ello… claro, es importante entender a Cronos, mantener la entereza, la constancia para dar continuidad al proceso, la constancia en acudir a las sesiones de terapia, la puntualidad y la paciencia (que para mi tiene más que ver con mantener una buena actitud ante la espera que con la propia espera misma).
Poder, con la ayuda de un terapeuta experimentado, aprender a poner conciencia en lo que nos está pasando, no perder la perspectiva del proceso, sostener la vivencia sin tratar de evitarla o enmascararla, ayuda navegar por esas diferentes experiencias internas. Ayuda a mantener el rumbo hacia donde pretendíamos llegar y también a saber modificar la ruta si en medio de nuestra travesía aparecen oportunidades o cambian nuestros intereses. No digo que se pueda aprender a manejarse en el tiempo Kairos, que sería ir contra su propia definición, sino abrirnos a esas experiencias sin tanta necesidad de entenderlas desde la lógica y el control (que pertenecen al ámbito de Cronos, al más calculador y racional).
Muchas veces tras las clases de Movimiento Armónico Expresivo que facilito, o los talleres que imparto o en las sesiones de psico terapia individual o de pareja, escucho este comentario: «ya..!? se me ha pasado la hora volando..!!» ó «creía que nos quedaba mucho más tiempo…» y entonces se que Kairós estuvo junto a nosotros en ese tiempo. Por lo general, aunque pueden ser experiencias compartidas, a veces hay personas en esa misma escena que no tienen esa percepción. Y creo que tiene que ver con que la experiencia del tiempo Kairós tiene que ver con el corazón de cada cual, con la necesidad de cada uno, con los asuntos que resonaban en su interior, con lo que suponía para esa persona el estar hablando de aquel asunto, moviéndose de aquella manera o respirando aquella energía. Y… claro, a veces otros corazones resuenan al unísono y se convierte en una experiencia colectiva.
Siento también «su visita» en algunos de esos silencios fértiles que se producen cuando por fin aprendemos a no rellenar con palabras y/o con coletillas cada momento… o cuando tras un verdadero darnos cuenta de algo importante dejo que el silencio ayude a las nuevas conexiones neuronales en mi cerebro, permitiendo que las nuevas sinopsis neuronales se refuercen con esa nueva información, que los nuevos caminos de pensamiento se abran a integrar eso de lo que todo mi organismo se ha dado cuenta, ampliando mi conciencia sobre ese aspecto… esos ricos silencios… esos momentos de paz que no tienen lógica ni necesitan explicación forman parte, a mi modo de ver del tiempo Kairós que experimento en la consulta.
Los tiempos internos son diferentes a los que nos imponemos desde la lógica, los objetivos y los deseos. El tiempo de las necesidades del alma es sin duda más lento y merece la pena aprender a atenderlos, regalarnos con la paciencia necesaria para mirar nuestros procesos internos es siempre un seguro para salir reforzado. Y sin duda nos ayudará a apartarnos de la auto exigencia con la que muchas personas pilotan sus vidas. Lo se bien, tengo la experiencia y aún con todos estos años de proceso se que he de estar Atento para no caer en viejos patrones de funcionamiento; Alerta para no dejarme atrapar por la urgencia y la rapidez consumista, también de nuestro tiempo, que esta sociedad parece pretender imponernos. Creo que, una vez fortalecido el músculo emocional interno de mirarnos con honestidad (sea a través de la meditación o de cualquiera de las vías que caminan en esa dirección) resulta muy productivo tomar un tiempo para parar, para sentirnos y para re dirigir nuestra actividad cotidiana y nuestras relaciones en todos los ámbitos de la vida.
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