En muchas ocasiones me he sentido «raro» como sin saber muy bien qué me estaba pasando… un cierto malestar teñía sin aspavientos mi animo y mis acciones se dejaban un rastro de tensión no reconocida.
En algunas ocasiones pararme, respirar, dejarme sentir y observar qué era lo que podía estar pasándome traía la conciencia esclarecida de un estado de enfado que no estaba siendo expresado. Desde ahí, una vez que sabía qué era lo que estaba sintiendo de verdad, es más fácil seguirle la pista y ver dónde se ha generado o qué ha desencadenado ese malestar en mi.
¿Qué hago con ese enfado o malestar…? por lo extenso del asunto, es cosa de otro artículo que escribiré más adelante. Me centraré en el asunto de los límites
En otras ocasiones, lo escrito anteriormente, no me alcanza para darme cuenta. Y es en esas ocasiones en las que suelo necesitar un poco más de tiempo de parada, respirar un poco más mi estado y no presionarme por no tener la respuesta inmediatamente. Cuando me doy este tiempo y le aplico una sencilla herramienta de conciencia me suele «caer la breva».
Esta herramienta que tanto suele ayudarme consiste en repasar paso a paso los últimos acontecimientos vividos… antes de darme cuenta de mi estado «raruno». A veces lo hago contándome mi propia historia. Oras lo hago como una especie esquema de acontecimientos, otras me dedico a relacionar unos con otros como causas y efectos en mi. Otras veces es una secuencia de imágenes en las que me visualizo en esos momentos pasados. Da lo mismo cómo sea la manera en que cada cual efectúa esta revisión… (ya que dependerá del momento, del asunto y sobre todo de mi Sistema Representacional) lo importante es que, en cada una de esas «escenas» me pregunte ¿cómo me he sentido con lo ocurrido en esos momentos..? Y lo más interesante, en relación a los límites suele ser preguntarme ¿cómo me he sentido con lo que me ha dicho o hecho tal o cual persona que estaba en esa escena? Ahí suele venirme un darme cuenta que trae la comprensión que buscaba.
Por lo general, en esas ocasiones, me suelo dar cuenta de que me he «tragado» algo de manera más o menos consciente con esa persona o grupo. A veces es un comentario hiriente, despectivo o fuera de lugar que se me ha colado sutilmente. Otras veces es una mirada o un gesto que no esperaba o que no corresponde a la complicidad que siento con esa persona o al momento o al asunto que estábamos tratando. Otros veces puede tener que ver con no sentirme tenido en cuenta. Puedo haberme sentido invadido o intimidado o enjuiciado y… no haber tenido la capacidad de darme cuenta de ello en el momento y después es cuando se manifiesta en ese malestar.
Muchas veces me doy cuenta de que no he sabido poner un «límite sano» en ese momento, o a esa persona, o en esa situación. Y eso es lo que me daña. Aunque me quiera contar que «no pasa nada» o que «no tiene tanta importancia» ese sentir queda dentro de mi y si no consigo identificarlo, examinarlo y expresarlo puede producirme mal humor injustificado, tristeza o bajo estado de animo, irascibilidad u otros estados no deseados.
Por eso voy comprobando cada día que tras examinar bien la situación, cruzar el resultado con lo que conozco de mí (esto es… ver que he puesto yo para que esto se produzca y observar si es algo que se repite con frecuencia en mi vida), lo que más me ayuda es expresarlo. Expresar mi sentir genuino (sea enfado, tristeza, impotencia, etc.) al menos ante mi mismo en primera estancia. Y después… una vez aliviado de esa carga emocional ver si puedo expresarle este sentir a la persona o grupo de personas con la/s que he vivido el acontecimiento que me ha incomodado. A veces este segundo paso no es posible y hay que aceptar que «no tengo esa posibilidad» en cuyo caso, poder hacerlo explícito con «un otro imaginado» en un entorno seguro (bien sea una consulta de Psicoterapia, una clase de Movimiento Expresivo, a solas en mi cuarto o en medio del campo). Y de ese modo poder «cerrar la Gestalt» para que no quede el «asunto pendiente» dentro dando pie a rumiaciones mentales desgastantes.
Otras veces este «no saber poner un limite sano» tiene que ver con mis propias exigencias hacia mí mismo. Y en ese caso, puede valerme la herramienta de la auto observación y la revisión de lo sucedido, si bien la solución no tiene tanto que ver con expresar mi enfado o mi malestar ante alguna situación o persona, sino con poder darme cuenta de el grado que alcanzó esa autoexigencia y poder darme mensajes con menos carga, para volver a equilibrarme mas amablemente con la situación que enfrento y con mis propias capacidades reales.
Por todo esto considero que la exploración de los limites con los otros y el conocimiento de mis propios límites, tanto a nivel físico como de capacidades y aptitudes, nos ayuda a no sobrecargarme y en su caso a poder tomar medidas para descargarme de aquello que no nos está haciendo bien. También hemos de tener en cuenta que los límites, mis límites, no han de ser necesariamente fijos (al menos no todos, ni en todas las circunstancias). De manera que permitirme internamente mover y/o modificar mis límites en función de la situación o de la relación nos traerá siempre mayor satisfacción y calidad en nuestras relaciones. Permitirme decir «ahora no» o «esto no» me deja libre para poder decir en otro momento «ahora si» o «esto ahora si» y lógicamente lo mismo con las personas y los tipos de relaciones. Hay cosas que probablemente permita a mi pareja y no a mi prima, actitudes que me permito con mis amigos y no con mis compañeros de trabajo, por ejemplo. Por lo que el poder desarrollar la flexibilidad para poder manejarme con mis limites y mover esos limites hacia adelante o hacia atrás en función de mi necesidad del momento y de la situación nos va a reportar menor numero de conflictos internos que si me mantengo en posturas excesivamente rígidas. Si bien lo primero a respetar será siempre mi conformidad para con esos límites atendiendo a mis valores internos, creencias y sentires, una vez alcanzado un mínimo de autoconocimiento, bien sea a través de un proceso personal o de trabajos de auto conocimiento y crecimiento, que sin duda me ayudará a entender mejor todo esto y a poder complementar los aprendizajes que me configuraron como persona.
Espero, al menos, haber abierto con esto algo tipo de debate interno o de reflexión al resto de tus límites y cómo los expresas…
Manuel Millán
Deja una respuesta